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Raíces de la crisis: la Argentina está indefensa

Hoy las Fuerzas Armadas no están en condiciones disuadir las amenazas externas, su misión principal; el ajuste económico crónico limita las capacidades materiales militares.

Por: Carlos Fernandez
26 de enero de 2023


La Defensa Nacional está en crisis en Argentina. Hace más de 30 años que el país mantiene una política no escrita, pero consistente: el desarme unilateral. Como consecuencia de esto hoy las Fuerzas Armadas, no están en condiciones de cumplir con su misión principal: Disuadir las amenazas externas.


Esta situación no es consecuencia de la mala voluntad de los militares argentinos, es producto de un ajuste económico crónico que limita significativamente las capacidades materiales militares para defender nuestra soberanía. Si comparamos el gasto total en Defensa entre 2012 y 2023, éste se redujo más de un 35% en términos reales. Este ajuste no es sostenible, debemos tomar decisiones.


El deterioro del presupuesto para funcionamiento de las Fuerzas Armadas tiene efectos concretos en la realidad. La Armada Argentina por ejemplo, tendrá en 2023 sólo 60 días de navegación a repartir entre todos sus buques para adiestramiento naval técnico y táctico. No tiene sentido tener a buques y marinos 11 meses al año en puerto. El enorme litoral fluvial y marítimo argentino requiere un esfuerzo mayor para ser protegido. El año pasado, ese número alcanzaba los 79 días en el año, mientras que en 2012, hace tan solo diez años, la Armada navegaba 358 días.


En cualquier situación los argentinos pueden y deben preguntarse en qué invierte el dinero de sus impuestos, y más aún en momentos de grave crisis económica y social. Desde la política debemos justificar la necesidad de las inversiones que proponemos pensando en cómo mejoramos la vida concreta de los argentinos. La Defensa no es la excepción.


En primer lugar, la Defensa es fundamental porque todo país debe poder como mínimo controlar sus espacios soberanos, sus recursos y protegerse de amenazas. Para realizar el potencial enorme del país en áreas como la minería, la energía, la agroindustria y la economía del conocimiento debemos primero garantizar seguridad jurídica y económica, pero también física. Para atraer grandes inversiones productivas en nuestro territorio y comerciar con el mundo debemos ofrecer seguridad, debemos poder controlar nuestro espacio aéreo, nuestro mar y nuestras fronteras. Hoy es una tarea pendiente.


En segundo lugar, nuestros países amigos y socios necesitan que hagamos nuestro aporte a la seguridad regional e internacional. El mundo ha cambiado y debemos poder hacer frente a los nuevos desafíos en un contexto donde el sistema internacional basado en reglas se ve amenazado. Es necesario entonces, tener las capacidades efectivas para ser un miembro responsable y proactivo de la comunidad internacional participando en operaciones de apoyo a la paz en el marco de Naciones Unidas. Estas acciones deben realizarse en colaboración con nuestros aliados de la región como Brasil, nuestro principal socio comercial, con quién debemos trabajar implementando medidas concretas para mejorar la seguridad de nuestras fronteras comunes y nuestras extensas jurisdicciones marinas en el Atlántico Sur.


Nuestra defensa y nuestras alianzas deben estar orientadas por nuestros valores e intereses: la defensa de la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional. Nuestra política exterior debe ser consistente y clara: Argentina no debe dar espacio a la legitimación de dictadores y violadores de derechos humanos. El compromiso con el derecho internacional no debe ser discursivo, debe estar respaldado en los hechos. Para ello debemos contar con capacidades materiales capaces de contribuir efectivamente a la seguridad regional y global. Hoy esto es una tarea pendiente por falta de medios modernos comparables con nuestros vecinos.


En tercer lugar, la Defensa es la última línea de protección de la Nación frente a una amenaza externa, pero también es quién apoya a la comunidad en momentos de mayor necesidad. Dado su capacidad organizacional y despliegue territorial las Fuerzas Armadas son fundamentales para el apoyo en desastres naturales o sociales. Por ejemplo fueron las Fuerzas Armadas de los primeros y más efectivos instrumentos utilizados por el Estado en la Pandemia del Covid-19 con los operativos Belgrano, así como también el apoyo en inundaciones, o cotidianamente en el combate de incendios en todo el país. Es necesario revisar la normativa legal que dificulta la colaboración de los militares con el resto del estado y con los ciudadanos. No tiene sentido impedirles planificar o adiestrar para atender incendios forestales, apoyar en caso de desastres naturales o aportar logística a la Gendarmería.


La política de Defensa en Argentina se formó al calor de la transición democrática en los años 80, con un país recién salido de la dictadura y en un contexto de Guerra Fría. Durante décadas la sociedad vió a las FFAA como una amenaza a la democracia y estableció políticas para disminuir los riesgos que éstos representaban, esa amenaza ya no existe pero muchas de las políticas aún continúan. Hoy, el país y el mundo son otros, por lo que es necesario generar un nuevo Consenso Democrático de la Defensa. Debemos acordar una nueva política de Estado que reconstituya las capacidades del instrumento militar para proteger al país y ayudar en su desarrollo sostenible y seguro.


Mirando hacia el futuro, debemos tomar decisiones concretas y ocuparnos de reconstruir la Defensa para un nuevo tiempo en la Argentina. En ese sentido es fundamental concretar la compra de aviones caza que está pendiente desde el año 2015; una decisión que es apoyada por ambas grandes coaliciones políticas y tiene presupuesto autorizado pero nunca concretada. Sin aviones de combate no tendremos una Fuerza Aérea. Argentina hizo una importante inversión en las últimas décadas para radarizar su espacio aéreo pero sin aviones no se puede impedir el uso de nuestro espacio aéreo por contrabandistas, narcotraficantes y eventuales amenazas. La patagonia entera carece de vigilancia ni control aéreo alguno, debemos resolverlo.


También resulta necesario tomar una decisión con respecto a cómo recuperar la capacidad submarina, una capacidad fundamental para la disuasión y el control del Atlántico Sur. A su vez, la Flota de Mar deberá ser modernizada para mantener sus capacidades de cara al futuro. Debemos concretar la adquisición de blindados a rueda y así avanzar hacia un Ejército más moderno y versátil.


Así como es vital tomar decisiones claves respecto al equipamiento militar lo mismo respecto a las personas que las integran. Hoy en día más de la mitad de las familias militares no pueden cubrir la canasta básica alimentaria, es necesario resolver esta injusticia.


El instrumento militar debe ser repensado para adaptarse a nuestras posibilidades fiscales, los cambios en el escenario regional e internacional y los cambios tecnológicos. Debemos adaptarnos a renovados desafíos como las nuevas tecnologías militares, los nuevos tipos de conflicto, como la ciberguerra, cuestiones no previstas en nuestro marco legal vigente.


Una transformación como la que imaginamos llevará muchos años y será implementada por distintos gobiernos, pero debe comenzar en Diciembre de 2023. Es necesario por lo tanto, construir un nuevo Consenso Democrático de la Defensa.


*Artículo publicado originalmente el día 26/01/2023 en el diario La Nación


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