Defensa

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Pagar sueldos y la luz: la inversión del gobierno en Defensa

Por: César Camacho, Ryan Hillblad y Mabel Cieza
6 de octubre de 2023

El ministro/candidato Sergio Massa envió el pasado viernes 15 de septiembre el presupuesto para la Administración Pública Nacional 2024. La primera lectura es clara, la Defensa Nacional sigue siendo para este gobierno una variable de ajuste. Frente a la necesidad de constituir una verdadera política de Estado, es necesario dotar a nuestro instrumento militar con los recursos necesarios para que cumpla acabadamente su función y contribuya al desarrollo del país.


Con este gobierno, hemos llegado a mínimos históricos en el presupuesto de nuestras Fuerzas Armadas. Hoy, se gasta en defensa menos del 0,7% del PBI, cuando el promedio de América Latina es del 1,5%. En tal sentido sin considerar el FONDEF, de cada 100 pesos que la Argentina gastará en el año 2024, tan solo 3 pesos serán para la Defensa Nacional, llegando finalmente a las FFAA, solo 1,5 pesos. En 2009 Argentina destinaba casi 5 pesos del total a este fin. Lo que es peor, el 91% del presupuesto se gasta en pagar los sueldos de sus efectivos. Llegando al 92% en el caso del Ejército Argentino y al 89% en la Armada Argentina. Debemos recordar que este mismo signo político definió en 2010, que el presupuesto de Defensa debería alcanzar el 1,5% del PBI hacia 2030 y mantenerlo en el tiempo, es decir, incumplen sus propios objetivos.


Frente a una inflación proyectada del 119,8% en 2024, por el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) del BCRA del mes de Agosto, el próximo año veremos una disminución brutal en términos reales del presupuesto de Defensa. En la Fuerza Aérea será del -61,8% mientras que en el Ejército del -71,8%. Como todos sabemos, si un presupuesto no se actualiza por inflación, en realidad lo que se hace es ajustarlo.


El deterioro es aún más importante en los recursos que se destinan al funcionamiento de nuestras FFAA. En 2023 se destinaron 78.993 millones de pesos para este fin, en 2024 se destinarían, 135.337 millones. Esto si bien es un aumento en términos nominales, es una caída en términos reales del 48%, teniendo en cuenta la inflación proyectada. Este monto representa sólo el 6% del gasto en Defensa, cuando los especialistas señalan que debería representar entre el 30% y el 40%.


Todos estos números y porcentajes mínimos se traducen en una falta de efectos concretos de las misiones de la Defensa Nacional. Sin capacidades militares, no es posible controlar nuestros espacios soberanos y ejercer la soberanía. Pero, más aún, si los medios que poseemos no se ponen en funcionamiento, el poco gasto que si se realiza está siendo tirado a la basura. No se generan efectos concretos en la realidad. Argentina hoy tiene serias dificultades de controlar efectivamente el aeroespacio, el mar argentino y no posee casi capacidades de ejercer una disuasión real de potenciales amenazas. En los casos en los que sí se ha invertido en equipamiento, como los patrulleros oceánicos OPV, (durante la gestión de JxC), por 280 millones de euros, se pasan la mayoría del año en puerto sin presupuesto para navegar. Es decir que lo que debería ser una inversión, es un gasto, porque no se puede utilizar. Extravagancias que un país sin recursos no puede permitirse.


Cuando decimos que no se están generando efectos concretos, debido a la falta de una inversión mínima nos referimos a lo siguiente: la Armada argentina tendrá tan sólo 65 días de navegación para su adiestramiento naval; el Ejército argentino tan solo 6 días de entrenamiento fuera de sus cuarteles. Hace 12 años la Armada tenía a su disposición 358 días de navegación, una caída del 82%.


De las ya insuficientes 40.000 horas anuales que tenía la Fuerza Aérea en 2023, pasaremos el año que viene a volar 37.600 horas, cuando según nuestros especialistas, para ser una fuerza relativamente aceptable debería contar con unas 60.000 horas de vuelo en el año. Por otro lado, el gobierno actual va a destinar tan solo 18.000 pesos por mes para alimentar y vestir a nuestros efectivos en 2024. Este presupuesto es tan poco que fuerzas como la Armada, desde hace más de un año, no pueden garantizar la alimentación a su tropa, debiendo hacer doble turno y rotaciones de home office.


Las Fuerzas Armadas se encuentran en una situación crítica producto de la desinversión crónica a lo largo de muchas décadas. Pero, el gobierno actual está profundizando a niveles históricos la carestía brutal de presupuesto. Nuestras fuerzas se dedican a pagar salarios, sin casi recursos disponibles para poner en funcionamiento el muchas veces obsoleto equipamiento. El próximo gobierno debe quebrar la pendiente inclinada de la Defensa, comenzando un proceso de reequipamiento y modernización, mejora salarial y del bienestar de la familia militar, generando una perspectiva de desarrollo de su carrera profesional, real y sostenible en el tiempo.


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