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La polémica relación de Argentina con China: deuda, mega-anuncios y un enorme déficit comercial

14 de junio de 2023

* Publicado originalmente en Infobae

La reciente visita a China de la delegación encabezada por el ministro de Economía, Sergio Massa, logró ampliar en el equivalente a otros USD 5.000 millones el acceso al "canje de monedas" para financiar en yuanes importaciones desde el gigante asiático.

El "canje" es en verdad un descaminado eufemismo; ningún Banco Central del mundo puede tener hoy interés en tener pesos argentinos; se trata de deuda pura y dura y, a un costo superior al de cualquier otra fuente oficial, de países extranjeros o entes multilaterales.

Aunque suene bíblica, la multiplicación de los yuanes tiene un alto costo financiero. Mientras, por caso, China le cobra a la Argentina la tasa interbancaria de Shanghai (Shibor, que el último viernes cerró a 2,404% a 1 año) más 400 puntos básicos (4% anual), en los casos de Turquía y Mongolia el extra es de 200 puntos (2%) y en el de Corea del Sur de cero (0%). A eso debe agregarse la tasa de depreciación del yuan, que en los últimos 12 meses pasó de 6,73 a 7,14 por dólar.

En 2003, el año en que Néstor Kirchner asumió la presidencia de la Nación, la Argentina registró un superávit bilateral de USD 1.833 millones, que se fue encogiendo hasta USD 232 millones en 2007 y se transformó en un creciente déficit a partir de 2008, primer año completo de gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner (CFK).

Desde entonces y hasta abril último (el Indec no difundió aún los datos de mayo) la Argentina le exportó a China por valor de USD 85.243 millones e importó desde allí por casi el doble, USD 162.043 millones, acumulando un déficit bilateral de USD 76.800 millones. El resultado es producto de dinámicas muy divergentes: mientras en esos 15 años las exportaciones argentinas a China crecieron entre extremos un 21,6% (de USD 6.598 millones en 2008 a USD 8.022 millones en 2022) las compras al gigante asiático crecieron 145,2% (de USD 7.143 millones a USD 17.516 millones).


De proyectarse el ritmo reciente, este año las compras a China, que en términos anuales se casi duplicaron en lo que va del gobierno de Alberto Fernández y CFK, bordearían los USD 20.000 millones, el déficit (que se cuadruplicó en los últimos 3 años) superaría con holgura los USD 10.000 millones y el rojo acumulado de 2008 a la fecha superaría los USD 85.000 millones.

Patricio Giusto, director de la consultora Diagnóstico Político y del Observatorio Sino-Argentino, consideró paradójico que el gobierno presente como un logro haber aumentado el acceso a yuanes del "canje" en USD 5.000 millones, mientras aumentó el déficit bilateral, de USD 2.400 millones en 2019 a USD 9.500 millones el último año.

Giusto señaló que mientras Chile ya tiene 20% del mercado chino de vinos, Argentina no tiene casi presencia allí y que Uruguay coloca más carne que la Argentina, que tiene una sola agencia de promoción comercial en todo el sur de Asia, en Shanghai (China), desatendiendo mercados de mayor crecimiento como India, Vietnam e Indonesia.

Por el contrario, Brasil, por ejemplo, registró en 2022 un superávit de unos USD 25.000 millones en el intercambio con China, producto de exportaciones por USD 90.000 millones e importaciones por poco más de USD 65.000 millones; Chile le exportó al gigante asiático USD 38.500 millones, con un saldo a favor de USD 10.000 millones; Perú le vendió por USD 18.000 millones, con un saldo a favor de USD 3.500 millones; y Uruguay le vendió por USD 3.100 millones, con un saldo a favor de poco más de USD 700 millones.

La reciente gira, subrayó Giusto, fue sobre todo política, algo que se evidenció en la delegación, que integraron Máximo Kirchner y Cecilia Moreau, pero ningún funcionario comercial de la cancillería, salvo Vaca Narvaja, embajador "político" puesto por el kirchnerismo.

"China se transformó en un socio comercial clave de la Argentina", dijo Moreau, obviando que, según una reciente publicación del Ministerio de Economía, hace ya varios años que la incidencia de las exportaciones al mercado chino se estancó e incluso empezó a declinar en el total de exportaciones argentinas, a favor del creciente peso de India, Vietnam, Indonesia, Malasia, y otros mercados emergentes, como puede apreciarse en el gráfico de arriba, del documento "Argentina Productiva 2030: Plan para el Desarrollo Productivo, Industrial y Tecnológico", publicado en marzo de este año por el Ministerio de Economía.



El mismo estudio muestra también que las exportaciones argentinas a China están entre las de menor "contenido tecnológico", mientras las importaciones desde ese país son en buena medida de partes de electrónica y audio, repuestos y bienes de capital, un perfil de intercambio que las lecturas en que abreva el kirchnerismo denunciarían como "coloniaje" o conceptos parecidos.

Incluso en la venta de productos de bajo "contenido tecnológico" el mercado chino es cada vez más difícil para la Argentina. La última edición del Newsletter especializado Fax Carne, que desde Uruguay se distribuye a EEUU, Europa y Asia, revela que los exportadores de carne argentina están recibiendo "ofertas ridículas" del gigante asiático, con precios hasta 15% inferiores a los ya deprimidos de fines de 2022. Los compradores chinos se dan ese lujo porque saben que su país explica entre 75% y 80% de las ventas externas de carne argentina, tienen una buena reserva de almacenamiento, atraviesan una período de demanda recesiva y disponen también de una creciente oferta de Australia y Brasil, que volvió a venderles tras un mes de cierre precautorio por un caso de "vaca loca atípico".

Por otro lado, los acuerdos de obras y de financiamiento y las concesiones argentinas -como la cesión por 50 años de 200 hectáreas en Bajada del Agrio, Neuquén- para el establecimiento de una Estación de Observación Espacial China (el acuerdo se alcanzó durante el gobierno de CFK y la construcción se realizó durante el gobierno de Mauricio Macri), inversiones en la extracción y procesamiento de litio y la construcción de una cuarta central nuclear, van tejiendo relaciones de larga maduración y difíciles de desanudar, algo que probablemente soslayó Máximo Kirchner cuando dijo que China "ayuda sin presiones". En eso, dice el analista político Rosendo Fraga, China se guía más por las enseñanzas de Confucio que por las de Carlos Marx.

Mientras, la Argentina acumula deuda con China, que a su vez acumula divisas del intercambio y activos y derechos en territorio argentino, producto -de este lado- de una subestimación del comercio como eje de un relacionamiento horizontal entre las naciones y sociedades del mundo.

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