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El regreso del hard power

Por: Ryan Hillblad
6 de julio de 2022

El gasto armamentístico mundial ha venido aumentando consecutivamente durante los últimos siete años. Desde el año 2015 se observa un sostenido incremento del gasto total en Defensa que se proyecta como una tendencia a consolidarse de cara hacia el 2023 y los años posteriores. Esta situación está motivada principalmente por un deterioro de la gobernanza mundial y una consecuente competencia entre las potencias mundiales, con dos escenarios de enfrentamiento: Europa y Asia Pacífico.

El aumento del gasto global en 2021 fue del 0,7%, pasando por primera vez los 2 billones de dólares gastados en Defensa en el mundo. Desde comienzos de la década de 1990 hasta 2001 los gastos militares se redujeron en gran medida por el fin de la Guerra Fría. Durante la decada de los 2000-2010 los gastos aumentaron en concordancia con el ascenco de China y en particular la guerra contra el Terrorismo a nivel mundial. Esto fue seguido por un periodo de amesetamiento hasta el 2015, aumentando luego, hasta el año 2022.

Estamos asistiendo en los últimos años a un deterioro del sistema internacional basado en reglas y de la gobernanza mundial. Esta situación se explica por un lado, por un debilitamiento de los Estados Unidos, como garante del orden global post caída de la Unión Soviética, y por otro, por la emergencia de nuevos liderazgos globales. Asistimos a una transición hacia un mundo multipolar, con la emergencia de China, y una mayor asertividad de la Federación Rusa. Estos ascensos dan lugar a situaciones que cuestionan las reglas hasta el momento establecidas. El mejor ejemplo de esta nueva realidad es la invasión rusa a Ucrania, que desencadenó una oposición directa de la OTAN y de Europa. Dada la información existente, no cabe ver a futuro una situación de estabilidad. Nos encontramos en un proceso de transición en la gobernanza global en donde se cuestionan los fundamentos del sistema existente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Frente a la incertidumbre, los estados están recurriendo a reaseguros de poder fáctico para hacer frente a la inestabilidad general, esto es, capacidades militares.

Los aumentos en gasto militar se centran en algunos jugadores internacionales. Por un lado los Estados Unidos enfrentan una reducción en su hegemonía, y una mayor competencia de Rusia y China. Estos países han sido identificados como las principales amenazas a su Seguridad Nacional. El presupuesto de Defensa, en concordancia, ha venido aumentando desde el año 2017, con la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca. La principal preocupación está puesta en mantener la ventaja en el campo tecnológico, por lo que se ha producido un aumento del 24% en Investigación y Desarrollo para la Defensa en la última década.


Fuente: SIPRI, STOCKHOLM INTERNATIONAL PEACE RESEARCH INSTITUTE

En Asia, China ha aumentado su presupuesto durante los últimos 27 años, siendo el último incremento de un 4,7% en 2021, con miras a un aumento del 7,1% en 2022. Esto responde a un deseo de fortalecer al Ejército Popular de Liberación como columna de apoyo de la nueva potencia económica china. El gasto en Defensa se ha visto acompañado de medidas más ofensivas en la región, con despliegues navales y construcción de islas artificiales en aguas disputadas con sus vecinos. El Asia Pacífico se configura como un escenario de disputa con Estados Unidos y sus aliados regionales. Países como India, Japón, Indonesia y Australia están aumentando sus presupuestos para hacer frente a las nuevas capacidades chinas, con una Armada que ya posee dos portaaviones y está por lanzar un tercero. Taiwán se presenta como un potencial punto de conflicto, dado el constante deseo de Beijing de imponer una reunificación con el continente. Esto, está llevando a la isla a aumentar su gasto en Defensa y a los Estados Unidos a prestar atención y recursos en el área.

La guerra en Ucrania, será a futuro un catalizador de aumentos de defensa en el continente europeo. La vuelta de un conflicto bélico al continente ha dejado claro a los estados europeos que Rusia representa una amenaza real y tangible que es necesario disuadir. En los últimos días la OTAN anunció un cambio radical en su estrategia, anunciando el fin de Fuerza de Despliegue Rápido de 40.000 soldados y el paso a tener 300.000 efectivos con capacidad de despliegue. Esto se verá acompañado de un incremento del gasto de los países miembro, incluyendo a Suecia y Finlandia que ingresarán a la OTAN, marcando un cambio histórico en su política de no alineación. Alemania por su parte anunció un paquete de 100.000 millones de euros para el área, lo que llevará su gasto al 2% del PBI en los próximos 3 años, convirtiéndose así en el tercer país en gasto militar, solo después de Estados Unidos y China. A su vez, Reino Unido, ha anunciado incrementos para llegar al 2,5% del PBI para 2030, incrementando fuertemente sus capacidades, sumándose a la reciente incorporación de dos portaaviones.

Esta realidad de aumentos focalizados no se observa ni en América Latina ni en África, cuyos países en su mayoría escapan a la nueva lógica. El gasto está centrado principalmente en las potencias globales que se sienten amenazadas o buscan proyectar su poder vía el elemento militar. La Argentina parece ir en dirección contraria, ya que en los últimos 10 años redujo su gasto en Defensa del ya exiguo 0,8% PBI al 0,6% del PBI en 2021. Por el contrario países vecinos como por ejemplo Chile, mantiene un gasto cercano al 2% del PBI, y Brasil entre un 1,4% del PBI y 1,2% del PBI. Frente a la incertidumbre internacional y las disputas por zonas de influencia globales, Argentina parece desconocer la nueva tendencia y realidad internacional. Hecho que se agrava, ya que el país históricamente apostó a un sistema global basado en organismos internacionales y sus reglas, que rápidamente está desapareciendo.

El deterioro de la gobernanza internacional y del sistema internacional, incrementará la competencia entre Estados Unidos y China, con su socio menor Rusia, lo que permite deducir que los próximos años garantizarán un aumento sostenido de los gastos en capacidades militares. A su vez, el ascenso de China con una mayor proyección de poder en el Asia Pacifico, generará un aumento del gasto militar de sus vecinos con los cuales tiene disputas territoriales y políticas. Veremos a Europa aumentar su presupuesto militar como disuasión frente a posibles nuevas amenazas rusas al continente. Como causa subyacente a estos elementos locales se ubica una nueva competencia entre potencias a nivel internacional, por esferas de influencia, recursos y nuevas tecnologías.


Bibliografía


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